miércoles, 11 de noviembre de 2009

En la búsqueda de las causas del problema


Casa de Silvia, hecha con su esposo y sus dos hijos,
día tras día y noche tras noche

Después de haber dedicado el ejercicio libre de mi profesión de varios años a la construcción de viviendas sociales, recientemente tuve la oportunidad de participar como Director de Producción en el Ministerio de la Vivienda y Hábitat en la planificación para producir viviendas. En ese pasaje no hice más que corroborar que seguimos atascados en el problema y simplemente viví nuevamente, ahora desde adentro, las múltiples causas de las dificultades para la producción eficiente que hemos venido arrastrando y que se comenzaron a generar en los inicios de los gobiernos denominados democráticos, con Rómulo Betancourt, en el año de 1958, cuando se hacían viviendas dignas, de calidad y espaciosas, sin tener encima la espada del inmenso déficit que se tiene ahora, por lo que se dedicaban esfuerzos a la calidad a diferencia de hoy en día, que por lograr mayores cantidades descuidamos muchas veces la calidad de las edificaciones, estructural y arquitectónicamente hablando.
Las causas del magno déficit están ligadas de manera importante, a mi manera de ver, con actos de corrupción, y no de ahora, sino de siempre, donde el desvío de los recursos juega un gran papel. Los atrasos en la ejecución de las obras, las obras no iniciadas, las obras abandonadas y las obras de baja calidad son consecuencia primordialmente de actos de corrupción, donde el funcionario del ente contratante, la empresa constructora y el funcionario contratado como inspector de obras, participan directa o indirectamente, a veces sin saberlo y sin quererlo.
Esto nos demuestra que por lo menos hay deficiencia en los mecanismos de control, en las leyes, en los reglamentos, en las normas y procedimientos. Incluso, dada la gravedad y lo reiterativo del asunto, se puede llegar hasta más allá, en el sentido de decir que el esquema utilizado para la producción de viviendas sociales, está equivocado.
Entonces yo invito que de manera valiente nos dediquemos a enfrentar tales causas, o a definirlas mejor, o a identificarlas mejor, o a meterlas dentro de la multiplicidad que haya que meterlas, y si no están en esa multiplicidad, adivinar en dónde, pero a identificarlas para enfrentarlas, eliminarlas y crear la nueva metodología que nos permita que la gente, el pueblo, el vulgo, el común de nuestros congéneres, pueda acceder a una vivienda digna, herramienta importante para su bienestar integral y por ende para el bienestar de nuestra sociedad.