lunes, 13 de julio de 2015
A propósito de la Copa América
A PROPÓSITO DE LA COPA AMÉRICA (Especial para Últimas Noticias)
Corea del Norte y La India se llevan el primero y el segundo puesto en aforos para ver fútbol, y en América tenemos al que les sigue: el Azteca de México, el más grande del mundo occidental con sus cien mil asientos, no superado por el Wembley de Inglaterra ni por el Bernabéu de Madrid.
Entre nosotros, el Estadio Monumental de Maturín, con su capacidad para 52 mil espectadores, mete a Venezuela en las referencias y pasa a sentar un precedente al ser el más grande que se ha hecho en toda la historia del país, después de conformarnos durante medio siglo con el Estadio Universitario de Caracas. Maturín supera en calidad y capacidad la oferta de asientos para ver fútbol que tienen otras grandes ciudades de América pertenecientes a países con mayor tradición futbolística como lo son La Paz, Asunción y Santiago de Chile.
Además está dotado muy generosamente de espacios, equipos e instalaciones para operar eficientemente con el aforo copado, incluyendo sus 200 puestos para discapacitados, algo inédito, su centro comercial y sus 110 suites cinco estrellas, todo lo cual lo coloca en calidad por encima de los grandes estadios de Europa.
Solamente en el año 2007 Venezuela aumentó sus asientos para ver juegos de fútbol en la sorprendente cantidad de doscientos treinta mil puestos, repartidos entre estadios nuevos y ampliados lo cual duplica el aforo del de Corea y el de La India, y supera en puestos a cualquier estadio del mundo. Este logro coloca al país en capacidad para celebrar juegos y campeonatos de corte mundial como lo fue la Copa América de 2011, evento imposible de imaginar que se pudiera haber celebrado en nuestro país habida cuenta de la pobre infraestructura existente previo al inmenso esfuerzo, inédito en el sector deportivo del País y del mundo y que la FIFA reporta como la mayor construcción de localidades para el fútbol efectuada en todos los tiempos en el término de un año, un acontecimiento hoy por hoy digno de recordar a los venezolanos que acaban de ver una nueva Copa América, para que se llenen de satisfacción.
Ing. José Durabio Moros
domingo, 5 de julio de 2015
La oportunidad
LA OPORTUNIDAD.
Cuando los europeos llegaron a América, donde ponían el pie ese territorio
era una conquista, y así sucedió con la zona que llaman Esequibo, a la que los
españoles le pusieron el pie en 1498, durante el tercer viaje de Cristóbal
Colón (CC), cuando una avanzada se adentró por allá y descubrieron ese río al
que le pusieron Esequibo en honor a Juan de Esquivel, un lugarteniente de uno
de los hermanos de CC. En su diario CC relacionó este nuevo descubrimiento y
fue así como el Esequibo quedó anexado al imperio español (1550), a la Corona
de Castilla, luego Corona de España.
Pasó un siglo pacífico, con colonos españoles estableciéndose en la zona, a
orillas del río y haciendo buena liga con los nativos.
Mientras tanto, y desde que Colón descubrió a México en su cuarto viaje,
comenzaron a salir de España cualquier cantidad de expediciones hacia estas
tierras, alucinados por la aventura de conquistar territorios y descubrir
riquezas, y ya para 1550 se habían desparramado en nombre de la Corona desde lo
que hoy es México hasta la parte sur de lo que hoy es Colombia, y
por el este hasta el río Esequibo, primer territorio conquistado en tierra
firme, días antes de que Colón pisara en Macuro.
Al final de ese siglo de descubrimientos y conquistas, a todo ese vasto
territorio la Corona de España le quiso poner orden: lo delimitó, le hizo un
mapa y lo llamó Nuevo Reino de Granada (1650), el cual duró 168 años, cuando
pasó a ser el Virreinato de Nueva Granada (1718) hasta que en 1819 Bolívar
logró la independencia y lo llamó la Gran Colombia, sin contar ya con la
Capitanía General de Guatemala, una vasta zona ya conquistada que llegaba hasta
la Provincia de Costa Rica y que la Corona de España se la anexó al Virreinato
de Nueva España que venía desde el sur de lo que hoy en día es EEUU hasta Costa
Rica.
En 1830 hubo la separación de Venezuela de la Gran Colombia, y lo que era
el territorio de la Capitanía General de Venezuela pasó a ser el territorio de
la República de Venezuela, con Esequibo incluido. Inclusive Holanda y España
ratificaron a ese rio como lindero cuando se definió la Capitanía General de
Venezuela en 1777.
La tranquilidad reinó hasta 1838 que comenzaron las disputas con los
ingleses por la cuestión del Esequibo. Resulta que los holandeses,
descubridores, conquistadores y poseedores de las tierras al este del rio, las
perdieron a causa de invasiones e imposición de gobiernos de facto, colocados
allí a la brava por Inglaterra, la gran potencia militar de la época, y hubo
que cederles las colonias de Esequibo, Demerara y Berbice, tras un tratado
en 1814. En 1831 los ingleses llamaron a esas tierras Guayana Británica.
A raíz de la Independencia de Venezuela, José Antonio Páez, su primer
Presidente, comenzó por "ponerle el ojo" a los linderos, y los
ingleses, vista esta reacción, decidieron demarcar sus territorios e
impusieron, unilateralmente, al Río Cuyuní y al Venamo como su lindero
occidental, y allí comenzaron los problemas, porque ya toda esa región hasta el
Río Esequibo era tierra venezolana desde 1550 por el principio de Uti
Possidetis Iure (como poseéis, de acuerdo al derecho, así poseeréis), una regla
ya aceptada mundialmente. Eran territorios heredados del Reino de España, quien
los descubrió, los conquistó, los colonizó y los pobló primero que nadie.
Páez protestó hasta su muerte esa imposición hegemónica y mandó delegados a
Inglaterra durante sus tres gobiernos pero todo argumento fue desoído. Durante
los gobiernos siguientes hubo la misma actitud de protesta, sin poderse lograr
nada hasta que se sucedió el Laudo Arbitral de París (1899), un ardid de los
ingleses para quitarse de encima el “fastidio” de los venezolanos; un Laudo que
de arbitral no tuvo nada, pues los delegados que correspondían a Venezuela los
nombró la misma Inglaterra, y eran estadounidenses, y por supuesto todo quedó
como estaba.
Venezuela protestó el Laudo pero no lo denunció por temor a peores
represalias de Inglaterra, el gran verdugo, pero esa protesta se mantuvo
siempre hasta que en 1948 se descubrió un documento donde se revelaba la
negociación secreta que provocó la sentencia despojatoria, lo cual corroboró la
certeza de que se trataba de una componenda. Se aclaró así el hecho curioso de
que ese “tribunal” tenía tres meses para decidir y lo hizo en apenas seis días.
A raíz del descubrimiento de la farsa, Venezuela denunció el Laudo y
reclamó su nulidad ante la Organización de las Naciones Unidas, quien admitió
la contensión venezolana y provocó el Acuerdo de Ginebra (1966), el cual
invalidó el Laudo y en el que Guyana e Inglaterra reconocieron el reclamo de
Venezuela, pero el territorio quedó bajo la administración guyanesa. Ese
Acuerdo de Ginebra dice que se buscará una solución práctica y pacífica en el
término de cuatro años, lo cual Venezuela trató de hacer directamente con
Guyana, quien siempre se negó y siempre pidió terceras instancias, con lo que
Venezuela nunca estuvo de acuerdo. Se vencieron los cuatro años y Venezuela
solicitó congelar el reclamo por doce años, a través del Protocolo de Puerto
España (1970), con la excusa de enfriar los ánimos y de mejorar las relaciones
con Guyana. Los 12 años se vencieron en 1982 y Venezuela decidió no
prorrogarlos y someterse al Acuerdo de Ginebra que estipula que de no lograrse
el Acuerdo en el término de su duración el caso pasaría a manos del Secretario
General de las Naciones Unidas.
Pasaron más de 25 años y ninguna de las partes le puso mayor interés al
asunto hasta que Guyana, con todo su derecho pero sin dejar de ser una acción
temeraria, decidió darle permiso a una transnacional petrolera para hacer
exploraciones en esa zona y dicha empresa acaba de declarar que estaban en
presencia de grandes yacimientos. Esas declaraciones removieron la polvareda
que había y el Presidente de Guyana salió, ahora sí, como un tigre a defender
el territorio y a objetar el proceso de negociación, depotricando de gratis al
gobierno de Venezuela. Es así como el tema del Esequibo vuelve al tapete y
vuelve a caer en la boca de la región y de todos los venezolanos.
Dejaremos pasar esta oportunidad?
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