EN EL CAMINO APRENDÍ
"Es finita la vida, y hay que vivirla amando, / reir desde la aurora, soñar en el ocaso". Dhiaga Cosaint.-
Tuve la suerte de conocer, hace un tiempo ya, a una persona realmente especial, de esas a las que el alma se les sale con frecuencia, de esas que tienen la cualidad de poder transmitir fluidamente lo que les late en el alma, lo que les dicta su sentir. Me refiero a la poetisa Elizabeth Córdova, cuyo nombre artístico es Dhiaga Cosaint, una mujer de lucha, criada en una familia unida, entre hermanos, cultivada allí, en ese ambiente de amor, de unión, de fieles sentimientos, y que nació con una marcada tendencia a expresar, elocuentemente y con gran calidad, esos sentimientos, pero de manera universal, para el mundo entero, y lo hace gentilmente, de manera sencilla, popular, sin sofismas ni plagada de metáforas. Poemas especiales, humanos, inteligentes, que hasta significan una lección de vida.
Dhiaga tiene una colección de más de seiscientos poemas, y dos libros. Uno publicado y el otro en el camino. Sus producciones son muy conocidas en otros países, donde es admirada y querida, y bienvenida, porque en varias oportunidades ha sido huésped de honor en ellos, invitada por grupos de admiradores y cultivadores de la buena y bella poesía.
Traigo acá una pequeña muestra de esa hermosa producción, para que la disfruten en algún momento de paz y serenidad, de manera de permitirle al alma a acompañar, más que a palabras o estrofas, a estas expresiones almáticas, colocadas fluidamente por Dhiaga en un papel, y luego sacadas al aire para el deleite del espíritu de todos, y que nos dan, de soslayo, lecciones de vida; y que nos informan, de paso, que no estamos solos en este mundo tan rápido, tan cambiante, donde los sentimientos cada día son más relegados.
EN EL CAMINO APRENDÍ
En el camino aprendí
que todo momento pasa y que la vida prosigue,
que el tiempo nunca se cansa y el ayer siempre se extingue.
Que ser niños es un juego y jóvenes primavera
y que ambos se fusionan cuando la vejez nos llega.
Que la pasión nos domina y el miedo nos paraliza,
que la costumbre es rutina y todo apego esclaviza.
En el camino aprendí
que la gente a veces cambia cuando el poder les convida,
y aunque el dinero hace falta, jamás nos sana una herida.
Que el valor es fortaleza y ser sumisos nos mata,
que la verdad nos libera y la mentira nos ata.
Que la sapiencia enamora, que nuestra mente hace magia
que el trabajo no deshonra y todo adiós es nostalgia.
En el camino aprendí
que la juventud no cesa cuando la vejez nos alcanza,
que la escuela nos instruye, pero se aprende en la casa.
Que los sueños se persiguen, pero la paz se construye,
que la libertad se exige y la soberbia destruye.
Que el perdón es una cura que nos sana lentamente,
y el rencor es un tormento que nos perturba la mente.
Aprendí en mi caminar
que los hijos no son nuestros sino gaviotas del mar
y cuando crecen sus alas, alzan el vuelo y se van.
Que un amigo es un tesoro que debemos valorar,
y la familia es el templo donde aprendemos a amar.
Que el mañana es muy incierto, que la humildad engalana,
que la muerte es gran certeza, y es la vida enseñanza.
que Dios es fuente de Fe y el amor es esperanza.