
Papá asumió la administración del Hato Santa Bárbara buscando recuperarlo, pero la lejanía, su falta de "training", el desconocimiento y la falta de honestidad del encargado que había quedado allá, le pusieron las trabas que eran de esperarse, al punto de que tiró la toalla.
Al poco tiempo papá murió también, joven todavía, con apenas 55 años, y una tía mía le pidió los libros de contabilidad a mamá, una joven de 29 años, para dárselos a su esposo y vender el Hato. Mamá se los dió pero antes hizo un convenio con mi tía para que, al vender el Hato, le dieran su parte, como esposa de papá, y definieron una cantidad y una forma de pago.
En ese Acuerdo, escrito por un abogado de la época, amigo de papá, estaban plasmados los linderos del Hato, y su tamaño.
Al poco tiempo se vendió el Hato, y ese mismo año se le murió el esposo a mi tía, quien era el hombre de los reales. Mi tía no terminaba de hacerle a tiempo los pagos a mamá, convenidos en el Acuerdo, que eran unas cuotas, y al venderse el Hato, debía completarle con un efectivo, todo correspondiente a la herencia que nos dejó papá de su participación en ese Hato.
Total que pasaron los años y eso se quedó así. Se murió mi tía y mamá no pudo terminar de cobrar sus reales, habiendo recibido solamente una pequeña parte del todo de la deuda establecida en el Convenio.
No hace mucho, curucuteando entre las epístolas derroídas que guardo mamá de papá en una pequeña caja, me enteré que el Hato se lo expropiaron al infeliz comprador, y se lo agarró la Reforma Agraría, quien lo repartió a campesinos, quienes a su vez hicieron conucos, hace ya más de medio siglo.
Hoy en día no queda nada de esas tierras, ubicadas en el estado Apure, unas tierras llenas de leyenda. Y era una extensión inmensa. Me di cuenta porque conseguí el deslinde y su descripción es todo un poema, típico de la época, que creo pude descifrar, y lo quiero compartir con mis lectores, y también compartir el croquis que me salió a ver si estoy en lo cierto.
Los linderos los saqué de la siguiente descripción:
Norte: río Cunaviche. Sur: río Cunavichito. Naciente: una línea norte sur para dividir a Santa Bárbara de San Felipe. El punto de partida de esta línea es el punto medio entre Quereberito y Chigalito, y como la distancia entre estos dos puntos es de 872 metros, su mitad es de 436, y de este punto medio arranca la norte sur que divide a Santa Bárbara de San Felipe, cuya línea norte sur tiene 22800 metros y pasa por los siguientes puntos:: Paso de La Vigía y al este de Los Patos, terminando en Cunavichito; en el Rincón de Mereicito tomando esa longitud como base para separar las cinco mil hectáreas que dio a este rectángulo una altura de 2.192 metros, y de su extremo otra recta norte sur que parte más abajo de la Boca del Fraile en Cunaviche y pasa al este de la casa de Pablo Navas, y por la punta oeste del médano del lindero y termina en Cunavichito donde se fijó un botalón de congrio; y poniente una línea norte sur que parte del río Cunaviche, desde el lugar denominado Pueblito al río Cunavichito, lindando con los terrenos de los fundos Macanillal y Algarrobito, línea determinada por una empalizada de alambre, que sale del Cunavichito hacia el Cunaviche, y la cual mide más o menos 8000 metros, y el resto de la línea ya mencionada botaloneada a corta distancia.
Luego de disfrutar de la lectura de semejante deslinde, me salió el croquis que aparece arriba. ¡Qué dirán los topógrafos de la actualidad!
El Hato era vecino por el frente de uno de Juan Vicente Gómez, y llegó a ser uno de los más productivos de Apure. Yo, muchos años después, le recompuse su historia, fragmentada y regada por el tiempo. Se me hizo una apasionante historia, con sus envolventes, que contienen lecciones que nos hacen entender que en la vida nada cambia. Toda esencia se repite arropada de diferentes matices. Siempre han existido el ego, los complejos y la codicia, pero tambien todo lo contrario.
Mi tío, un héroe, diría como Serrat; "Nunca perseguí la gloria, ni dejar en la memoria, de los hombres, mi canción".