Una Venezuela nueva. (Especial para Últimas Noticias)
Es muy notable el avance en el destrabe
vial que experimentó nuestra actual ciudad capital con la implementación de las
diecisiete soluciones viales correspondientes al Plan Movilidad iniciado en
2013, un proyecto completado fielmente, tal y como estaba planificado. Ahora se
circula mejor por las principales arterias viales rápidas de Caracas, un buen
paso hacia la humanización de tan castigada urbe, enclavada en un valle largo y
angosto seleccionado por sus primeros colonos debido a sus paisajes, a su
cercanía al mar pero sobre todo por el clima y la brisa proveniente del este.
Hoy en día su superpoblación ha
castigado severamente esas bondades, ese lar, oasis de aquellos tiempos. El
afán de vivir en Caracas desde el boom petrolero a esta parte ha sido tal que
ha ocasionado que el 80% de su extensión sean zonas no planificadas, tanto es
así que muy recientemente, el Barrio José Félix Ríbas, hecho por la gente
misma, ha pasado a ser la urbe espontánea más extensa del mundo.
Esta característica, lejos de ser
motivo de orgullo, nos dice del grado de sobresaturación poblacional descontrolada
que tiene la ciudad, diseminada en estos sectores, donde por supuesto imperan
la improvisación, el desorden, la insalubridad y el feo paisaje, la mejor explicación
al azote de la delincuencia.
Pero por otro lado Venezuela hoy
por hoy se ha convertido en un país único en cuanto a sus reservas naturales
recién evaluadas. Solamente saber que somos el segundo país del mundo con más
agua potable lo hace un paraíso para la humanidad del futuro. Y si hablamos de
recursos minerales no alcanza la imaginación para entender lo que significan
220 mil millones de barrilles de petróleo en nuestro subsuelo, siete mil
toneladas de oro en reservas probadas y todo ello sin mencionar el potencial
del cobre, el diamante, el coltán, el hierro y la bauxita. Y estos recursos
naturales por los que apuesta el país están todos ubicados en las extensas
vegas de nuestro Río Orinoco, en zonas tales como la Faja Petrolífera del
Orinoco (FPO) y el Arco Minero del Orinoco (AMO).
Hay que ser coherentes con esta
realidad y orientar al venezolano hacia el poblamiento de esta región, creando
condiciones de orden urbano. Es inconcebible hoy en día el abandono poblacional
que experimentan el Estado Bolívar y el Estado Amazonas, cuyas áreas son casi
la mitad de la extensión del territorio nacional y sin embargo allí solo vive
el 5% de nuestra población.
La gran necesidad de apuntalar el
aumento sostenido que está experimentado la producción de la FPO y la gran
necesidad de atender de manera científica la nueva producción minera deben ser
acicate del venezolano de los nuevos tiempos para orientar su vida hacia estos
lares.
Hay proyectos urbanos como Ciudad
Caura (o Ciudad Libertad), Cabruta, Santa Cruz del Sur, que están en la
palestra, así como Calabozo, y la misma Ciudad Bolívar, proyectos que
significan quitarle a las ciudades del eje costero el grave problema de la
superpoblación y a su vez incentivar el nuevo desarrollo. Impulsar el
ferrocarril Tinaco Anaco y el tercer puente sobre el Río Orinoco forman parte de
esta necesidad nacional.
“Yo estoy seguro que mucha gente
joven, profesionales o estudiantes, que hoy están en las universidades estarán
muy motivados a fundar allí en la Faja del Orinoco una Venezuela nueva que está
naciendo”, dijo el Presidente Hugo Chávez en el año 2011. El mejor aporte que
podemos hacer a esta idea universal de humanismo y desarrollo para el país es impulsar
condiciones para acelerar la infraestructura ya iniciada y crear aquí la nueva capital
de la nueva Venezuela que está naciendo.
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