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Un coloso olvidado
El Monumento a la Virgen de la Paz que está en el Estado
Trujillo lo mandó a hacer el presidente Luis Herrera Campins a instancias de su
esposa Betty Urdaneta como un homenaje a la patrona de ese Estado. Como extraña
contraposición a semejante inversión de dinero, de las festividades que
conmemoran su aniversario, ninguna se efectúa en la llamada Peña de la Virgen,
que es el sitio donde se encuentra enclavada la inmensa estructura. Todas las
celebraciones oficiales se hacen en la Plaza Bolívar, en el Parque de La
Trujillanidad y en la Catedral Nuestra Señora de La Paz.
Un monumento más, de los llamados colosales (como la Estatua
de la Libertad o el Cristo de Río), que quedaron para admirarse solamente por
su inmensa envergadura mas no por lo que representan. En el aspecto colosal el
Monumento a La Virgen de la Paz tiene un sitial respetable en el mundo, al ser
la estatua más grande dedicada a la Virgen María construida jamás en el globo
terráqueo. Incluso es más alta que el Cristo de Río. Pero muy poco visitada,
sorprendentemente. Es casi diez veces menos visitada que el Santuario a José
Gregorio Hernández, en el mismo Estado Trujillo.
Es un alerta para aquellos gobernantes quienes, con idóneas
intenciones o no, vislumbran ejecutar inmensos monumentos a las personas,
imágenes o figuras que a lo largo del
tiempo se han transformado en íconos regionales como la Virgen de la Paz, patrona
del Estado Trujillo, o como la Divina Pastora de Barquisimeto Estado Lara, cuyo
gobernador pretérito eligió hacer una monumental escultura (Monumento Manto de
María) llena de cinetismo, y que en altura le quitó el puesto al Monumento a la
Virgen de la Paz. Es de hacer notar que el recorrido de la procesión de la
Divina Pastora pasa muy lejos de la Colina del Viento, y se mantuvo igual el
año antepasado, el pasado y este también. Quizás le pase a esa escultura lo
mismo que a la de la Virgen de la Paz, que se va a visitar solamente para admirar sus grandes
formas y el atractivo que significa su diseño, mas no por su veneración.
El colosal monumento fue diseñado por un arquitecto y
escultor español llamado Manuel De La Fuente, de dilatada trayectoria en
Venezuela, y fue calculado estructuralmente por el ingeniero civil Rosendo
Camargo Mora, transformado en el artífice de la propuesta de De La Fuente. Sin
la solución estructural de Rosendo Mora no habría sido posible la puesta en práctica
de semejante proyecto arquitectónico. Dicho proyecto estructural de Camargo es
toda una joya de aquellas que no se ven pero que se lucen, pues sirven para que
esas excentricidades ni se agrieten, ni mucho menos se caigan.
Esperemos que se acaben las ideas de los macro proyectos en estatuas a personajes e imágenes y se incentive más bien el culto tradicional, sencillo y humilde que acostumbra la feligresía, y estos grandes montos de dinero que requieren estas inmensas esculturas humanas se utilicen en acueductos, drenajes, calles y avenidas para el confort de la misma gente que practica su religión humildemente.