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Vincent - Fotografía propia, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2190523 |
Los millones de Millau
O cuánto vale la tranquilidad de un pueblo.
(Especial para CincoNoticias.com)
O cuánto vale la tranquilidad de un pueblo.
(Especial para CincoNoticias.com)
Cuando se viene
desde el norte de Francia y se está a punto de llegar a la costa mediterránea, se
pasa por Millau, un pueblito de un poco más de veinte mil habitantes pero que
sin embargo tiene más de tres mil años de existencia. Allí se fabricaba gran
parte de la cerámica que utilizaba el Imperio Romano para sus construcciones, y
ellos vivían de eso. Obviamente al desaparecer dicho Imperio Millau se
desapareció del mapa como por arte de magia. Comienza enseguida la Edad Media y
al cabo del siglo XI reaparece Millau de
la nada como buscando la revancha hasta que es anexionada a la corona de Aragón.
En 1258 pasa a la corona de Francia al ser cedida por Jaime I de Aragón. En
1362 cae en manos de Inglaterra como botín incluido en la toma de territorios
que hizo ese país a raíz de la famosa y cruel Guerra de los Cien años. Después
de tantos vapuleos vuelve a manos de Francia y se transforma a través del
tiempo en un atractivo turístico debido a su historia, su arquitectura
medieval, sus cuevas, su jardín botánico, su museo, y desde el siglo XX
sostiene una pujante industria del guante alrededor de la cual gira
principalmente su economía.
Pero no es por nada
de esto que el pueblo de Millau es famoso hoy en día. Resulta ser que todos
esos turistas que bajan del norte de Francia todos los años para vacacionar en
las costas mediterráneas de este país tienen que pasar forzosamente por el
mítico Millau, y las largas filas de automóviles que se formaban kilómetros
antes de llegar y luego en sus estrechas calles, eran interminables. La gente
duraba de tres a cinco horas metidas en el auto solamente para poder avanzar y
luego pasar por el tramo de Millau.
Hasta que surgieron
las protestas de la gente, tanto de los pobladores como de los turistas, gente
que se veía sometida todos los años a aquel suplicio. Esa situación hizo
despertar a las autoridades centrales del gobierno de Francia quienes se
decidieron por elaborar un proyecto para eliminar de una vez por todas esa tan
incómoda situación.
Los estudios preliminares
dieron como resultado que había que construir una vía alterna en el mismo
sector pero separado del poblado, y se presentó el grave problema de que la
única manera era atravesar el cañón del río Tarn, que no tiene nada que
envidiarle al cañón del Colorado en cuanto a envergadura y altura. Esta
situación fue tremendo obstáculo.
Se contrataron profesionales
especialistas para encontrar una solución efectiva, la menos costosa, y rápida
de construir, tras lo cual se presentaron cuatro opciones, las tres primeras
fueron rechazadas por lo extensas en su recorrido y porque ameritaban la
construcción de varios puentes. Finalmente se seleccionó la que proponía
atravesar el Valle sobre el río Tarn con una sola construcción, lo cual evitaba
hacer túneles y largos recorridos. Se haría un solo puente, que sería más bien
un viaducto dado que iba a tener mucho más de una luz (tramo entre columna y
columna) debido a la longitud que tenía que salvar, muy parecida a la
envergadura del Cañón del Colorado, como dijimos antes, de casi tres kilómetros
de longitud.
Resulta ser que se
hizo el viaducto a un costo de casi 400 millones de euros, y en apenas 36 meses
se logró salvar esa distancia con una altura de puente que pasa los trescientos
metros, convirtiéndolo en el más alto del mundo, y un puente que ameritó la
anuencia hasta de arquitectos, con la idea de conservar las visuales del
paisaje local. Parecerá increíble, pero si no hubiese sido por el uso de
técnicas medievales y otras muy alejadas de la modernidad, no se hubiese podido
construir el puente, pues el hormigón que se utilizó, el más resistente del
mundo, fue logrado en el siglo XVIII por un ingeniero inglés utilizando
materiales y técnicas de la época más dura de Millau, la época de la Edad Media;
y además el uso del teflón fue definitivo, un producto descubierto en 1938.
Finalmente, la forma de los tableros los cuales sostienen a la vialidad, es
aerodinámica, tal y como si fuesen las alas de un avión pero volteadas,
buscando que la fuerza del viento empujara a la vía hacia abajo y no hacia
arriba, como es el caso de las alas de un avión.
Es así como hoy en
día Millau volvió a ser el pueblito tranquilo que venía siendo desde que las
guerras medievales la dejaron en paz hasta que la modernidad le atosigó su
modesta vía al resultar ser a la larga el camino más corto para llegarle desde el norte de Francia a la costa
mediterránea, un paso hoy felizmente suplantado por el imponente y maravilloso Viaducto
de Millau.
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