lunes, 24 de noviembre de 2014

Los buitres del arrastre

La subida larga y de fuerte pendiente de la autopista Caracas - La Guaira es propensa a que sus usuarios, que son muchos, sufran un accidente; sobre todo por sobrecalentamiento del vehículo, algo muy proclive a ocurrir en estos tiempos, en los cuales los carros no son de muy nueva data dada la carestía que hay y los altos precios, cuando se consiguen. Si a una persona le ocurre un accidente que se vea obligado a orillarse al hombrillo, se inicia en él y sus acompañantes, generalmente familia, un pánico imparable, sea de día o de noche, dada la alta velocidad que impera en la zona, las burlas de los que pasan, la alta posibilidad de ser abordados por gente indeseable y la perspectiva de tener que ser asistidos por una grúa.Todo un drama en cuatro tiempos, injusto de sufrir en una vía que otrora fue considerada como la segunda obra más importante que se estaba haciendo en el mundo, en la época en la que se construía el Canal de Panamá. Existen comandos de la Guardia Nacional pero que no se mueven ante el hecho evidente de un accidentado. Igualmente pasan patrullas a alta velocidad que nada tienen que ver con uno. Los que sí se paran en cuestión de minutos son grúas viejas y mugrientas que insisten en que tu caso no tiene remedio y que debes ser arrastrado, y cuando les preguntas por el precio te hacen un asalto en tu plena cara, con montos fuera de contexto, y si es de noche contribuyen con su verbo al azoro recomendándote a que salgas lo más pronto posible de la zona.En la autopista Caracas La Guaira debería haber un plan de auxilio especial de acción inmediata, con anuncios evidentes para la asistencia, para así evitar que cunda el pánico en el usuario y su familia tras la oscuridad, la soledad y las visitas inmediatas de estos buitres del arrastre, que encima de todo uno ni sabe si lo van a asaltar o si realmente lo van a llevar.

domingo, 9 de noviembre de 2014

El Plan Ferroviario


(Especial para Últimas Noticias)
La red ferrocarrilera del país comenzó a existir en 1883 con la construcción de líneas que iban desde Macuto hasta Caño Amarillo; desde Caño Amarillo hasta Puerto Cabello y desde Puerto Cabello hasta Tucacas, Barquisimeto y Turén, además del Gran Ferrocarril del Táchira que comunicaba a Encontrados, en la zona sur del Lago de Maracaibo, con La Fría y luego fue ampliado hasta Cúcuta. En el Lago de Maracaibo había también ferrocarriles para movimiento costero local, al igual que en las costas del Golfo de Venezuela. Así mismo existía un importante movimiento de productos y pasajeros por vía marítima. Las personas que querían ir a Caracas desde Los Andes lo hacían viajando en el Gran Ferrocarril del Táchira que los dejaba en Encontrados; allí tomaban un vapor que los trasladaba hasta La Guaira y de allí subían en ferrocarril hasta Caracas, es decir, hacían todo el viaje por tren, sin tocar una carretera.

Hoy en día nada de eso existe, habiendo sido la causa principal el inicio de la construcción de la gran red vial de Venezuela que empezó por la Carretera Panamericana (1940-1950), siguió con la autopista Caracas La Guaira (1953) y se consolidó con la autopista Caracas Valencia (1957). Y todo ello porque entraron en juego los poderosos intereses de la General Motors, la Ford Motors Company y La Chrysler, entre otras, que ocasionaron el reimpulso del asunto vial pero de paso le dieron la estocada final a aquel esfuerzo lleno de ilusiones que hicieron los constructores del país del Siglo XIX. Un patético retroceso del cual estamos pagando las consecuencias hoy en día, cuando todo, absolutamente todo objeto o producto se transporta por vía terrestre, razón por la cual vemos a nuestras ciudades y vías atiborradas de camiones y gandolas, viajando a velocidades extremas deteriorando las vías y ocasionando accidentes mortales, transformándonos de esta manera en ciudadanos víctimas de intereses externos, para los cuales Venezuela siempre fue el mejor mercado del mundo, donde se hicieron los grandes negocios con carros y camiones y donde se obtuvieron las más pingües ganancias.

Hace 10 años se decretó una lucha frontal contra esta realidad y se lanzó el Plan Nacional de Desarrollo Simón Bolívar, luego el Plan de Siembra Petrolera y finalmente el Plan Socialista Nacional de Desarrollo Ferroviario, toda una estrategia única para focalizar el desarrollo en el centro del país, dada la saturación del eje norte costero, el abandono del eje norte llanero y la importancia del petróleo.

Hoy por hoy, ya habiendo pasado un tercio del periodo para la implementación del Plan, se ha avanzado un 30% en las obras correspondientes a los 900 kms de la línea Eje Norte Llanero, lo cual mantiene las expectativas.

El Plan de Desarrollo Ferroviario es vital en la lucha contra la súper congestión vehicular nunca vista antes en nuestras carreteras, una situación dejada venir por su propio peso durante muchos años y que mantiene enfermas a nuestras ciudades. Estamos fuera del contexto mundial en materia de transporte urbano e interurbano, y tenemos pérdidas irrecuperables de horas de trabajo, además de enormes excesos en mantenimiento vial e innumerables pérdidas de vidas humanas.

El Plan de Desarrollo Ferroviario es un Plan universal bien planificado, de re orientación y de humanización, eje de desarrollo de la nueva Venezuela con el foco puesto en la Faja Petrolífera del Orinoco, región llamada a ser la mayor generadora de riqueza del mundo.

Se requiere estar pendientes para mantener los rendimientos y respetar los planes, de manera que no haya que correrlos en el tiempo para la felicidad del país y para ser consecuentes con el Presidente Chávez, su gran ideólogo.