lunes, 24 de noviembre de 2014
Los buitres del arrastre
La subida larga y de fuerte pendiente de la autopista Caracas - La Guaira es propensa a que sus usuarios, que son muchos, sufran un accidente; sobre todo por sobrecalentamiento del vehículo, algo muy proclive a ocurrir en
estos tiempos, en los cuales los carros no
son de muy nueva data dada la carestía que hay y los altos precios, cuando se consiguen. Si a
una persona le ocurre un accidente que se vea obligado a orillarse al
hombrillo, se inicia en él y sus acompañantes, generalmente familia, un pánico
imparable, sea de día o de noche, dada la alta velocidad que impera en la zona,
las burlas de los que pasan, la alta posibilidad de ser abordados por gente
indeseable y la perspectiva de tener que ser asistidos por una grúa.Todo un drama en cuatro
tiempos, injusto de sufrir en una vía que otrora fue considerada como la
segunda obra más importante que se estaba haciendo en el mundo, en la época en
la que se construía el Canal de Panamá. Existen comandos de la Guardia Nacional pero que
no se mueven ante el hecho evidente de un accidentado. Igualmente pasan
patrullas a alta velocidad que nada tienen que ver con uno. Los que sí se paran
en cuestión de minutos son grúas viejas y mugrientas que insisten en que tu
caso no tiene remedio y que debes ser arrastrado, y cuando les preguntas por el
precio te hacen un asalto en tu plena cara, con montos fuera de contexto, y si
es de noche contribuyen con su verbo al azoro recomendándote a que salgas lo
más pronto posible de la zona.En la autopista Caracas La
Guaira debería haber un plan de auxilio especial de acción inmediata, con
anuncios evidentes para la asistencia, para así evitar que cunda el pánico en
el usuario y su familia tras la oscuridad, la soledad y las visitas inmediatas de estos
buitres del arrastre, que encima de todo uno ni sabe si lo van a asaltar o si
realmente lo van a llevar.
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