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A bordo del Falke, de derecha a izquierda: Edmundo Urdaneta, Carlos Delgado Chalbaud, Armando Zuloaga, Juan Colmenares y Rafael Vegas. Cortesía de Memorias de Venezuela. |
DESDE HAMBURGO HASTA CUMANÁ
El valeroso capitán Rafael Vegas
En la década de los años ’70 el
Banco Industrial de Venezuela editaba libros históricos los cuales hacían
llegar a las instituciones públicas en las manos de sus más altos dirigentes,
vale decir presidentes, directores, etc. Mi mamá era secretaria del Director
del Hospital de Emergencias Médico-quirúrgicas del Valle, llamado por todo el
mundo Hospital de Coche, y ella veía que esos libros llegaban allí y allí
quedaban a dormir el sueño de los abandonados, y entonces optaba por llevarlos
a la casa a engrosar nuestra biblioteca, un cuarto del apartamento donde
vivíamos. Ella siempre se empeñó en que tuviéramos una biblioteca, algo que
influyó notablemente para que sus tres hijos nos graduáramos de profesiones
universitarias.
Esos libros pasaron de ese
apartamento a una casa donde ella se fue a vivir a finales de esa década, y
allí también montó la susodicha biblioteca en el cuarto que estaba destinado al
servicio, y todos estos libros y revistas que ella conseguía en el hospital
pasaron a estar en esa biblioteca.
Yo ya me había casado pero mis
visitas a su casa eran muy frecuentes, y en esa época me dio por hojear los
libros y revistas que ella iba llevando a la casa, y me topé con dos volúmenes
cuyos títulos rezan Archivo de José
Rafael Pocaterra, la oposición a Gómez. Allí fue donde descubrí que a este
presidente de esa época lo habían intentado tumbar varias veces, entre ellas
una con una invasión desde el extranjero en un barco alquilado llamado Falke que vino a las costas de Cumaná
desde Hamburgo, Polonia, a miles de kilómetros, comandado por un capitán y una
tripulación también alquilada, y que llevaba como pasajeros a un conjunto de
personas venezolanas armadas hasta los dientes con escopetas y ametralladoras, donde
aparecían nombres eminentes de la época y que han trascendido en nuestra
historia moderna, tales como Román Delgado Chalbaud, Emilio Fernández, Armando
Zuloaga, Francisco Angarita Arvelo, el mismo José Rafael Pocaterra, Rafael
Vegas, y otros.
Leyendo con detalle algunos pasajes
de esos libros, me encontré con un parte militar. El parte se titula “Lista de
las bajas ocurridas en el ataque a Cumaná” (pág. 8, vol. II). Allí aparecen los
muertos y heridos resultantes de esa temeridad, ocurridos a minutos del
desembarco, y el primero de ellos fue el mismísimo Román Delgado Chalbaud,
padre de Carlos Delgado Chalbaud quien fuera presidente de Venezuela,
casualmente también asesinado en el año 1950. En la lista aparecen como heridos
otros personeros que a la larga salvaron la vida pero lo más curioso es que
entre los muertos está el médico Rafael Vegas, con un tiro en la frente (sic).
El parte no es de Pocaterra, quien solamente lo recopila en estas memorias. Fue
hecho por el Teniente Coronel Carlos Mendoza, quien también salió herido en la
refriega.
La época pertenece a un periodo
de la vida en el que las personas con inquietudes literarias utilizaban muy
frecuentemente la carta como medio de comunicación entre ellos, así como el
diario de la vida de cada quien, y muchos ciudadanos se entusiasmaban a publicar
lo que denominaban sus memorias, que no es otra cosa que un recorrido a lo
largo de sus vidas, escrito a su estilo y a su gusto.
Resulta que Rafael Vegas no quedó
muerto ni mucho menos en esta pesadilla. Quién sabe de dónde sacó Carlos
Mendoza esa versión. Muchos opinan que lo que sucedió realmente es que
Pocaterra sacó ese parte así para salvar a Vegas de la persecución gomecista
que se desataría a los días de estos capítulos y que duraría varios años. Rafael
Vegas tenía 21 años en ese momento, y le habían asignado el grado de capitán, a
los efectos de la invasión. Estaba estudiando medicina en París, lugar donde se
planificó largamente la misma, y él llevaba su diario de vida desde mucho antes
de que abordaran ese barco, en base al cual el arquitecto Federico Vegas, su
sobrino, elaboró el libro Falke, una
de cuyas ediciones, la de Cinthya Rodríguez, la adquirí hace ya algún tiempo.
Rafael Vegas ni siquiera fue
herido, pero tampoco pudo abordar el barco en la apurada retirada tras el
estrepitoso fracaso, sino que tuvo que huir a pie y esconderse en las zonas
selváticas cercanas al mar, donde pasaba noches y días, así como meterse en
casas de personas que no comulgaban con el régimen hasta que logró estabilizarse
en un hato. Estuvo más de un año en ese lugar y de allí pudo escapar del país a
través del mar hacia Trinidad, la cercana isla vecina, donde fue apresado y donde
hasta le hicieron un juicio. Cuando el presidente Gómez se enteró solicitó se
lo entregaran, no habiéndolo podido lograr. Al quedar en libertad tuvo que
quedarse en ese país dado su precario estado de salud, tanto fue así que su
madre se fue allá a cuidarlo hasta su total recuperación, que es cuando logra
salir de la isla y viajar a París a culminar sus estudios de medicina, de donde
pasa a España a especializarse, en plena guerra civil. Se vuelve a París a
hacer su tesis doctoral y finalmente llega a Venezuela en 1937 donde ejerce
actividades profesionales médicas y educativas relacionadas con los niños hasta
que en 1943 el presidente Isaías Medina lo nombra Ministro de Educación, pero
al ser derrocado Medina mediante un golpe de estado, se retira completamente de
la política y se dedica de lleno a la actividad educativa dirigida a niños. Llegado
el año 1950 logra fundar el Colegio Santiago de León de Caracas, un evento con
el que soñaba desde que pudo zafarse del trance sicológico que le significó ese
capítulo del Falke.
Este Colegio a través del tiempo creció
en instalaciones y cantidad de alumnos, y resultó a la larga una referencia en
Venezuela en cuanto a calidad educativa, desempeño que ha mantenido a través de
los años. Tengo el privilegio de que hoy en día allí estudian dos nietos míos,
90 años después de que el valeroso Capitán Rafael Vegas empuñara un máuser para luchar contra una dictadura
en su país, para lo que se hizo un viaje desde las costas de Hamburgo hasta las
costas de Cumaná.