lunes, 17 de junio de 2024

Contigo en la distancia

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CONTIGO EN LA DISTANCIA
"¿Dónde está la memoria de los días que fueron tuyos en La Tierra, y tejieron dicha y dolor, y fueron para ti el universo?". Jorge Luis Borges.-

            No sé a ciencia cierta de qué año es esta foto, pero allí papá luce como un joven de unos dieciocho años. Está con los primeros amigos que hizo en Caracas: Gilberto Martínez y Jacinto Nouel. Él se vino a Caracas desde Capacho de trece años, con mi abuela, una sobrina recién nacida y una mochila de monedas que le mandaba a mi abuelo su hermano, producto de que le había comprado su parte en la finca de la que vivían en la depresión del Táchira. Papá vino comandando ese "batallón" por el ferrocarril del Táchira hasta Encontrados, y de allí para La Guaira en un barco. Estaban dejando al Táchira para siempre.
        Llegaron a La Guaira a una casa que tenía mi abuelo alquilada, y mi papá, quien era el menor, entregó, a sus hermanos, a mi abuela, a mi primita, y a la mochila de real.
        Mi abuelo no estaba allí. Estaba en Margarita. Era Comandante de Armas de esa Isla, donde lo puso Gómez al llegar al poder, pero todavía tenía la casa de La Guaira porque anteriormente era Presidente del Estado Vargas, y al llegar Gómez a la presidencia del país, lo sacó de allí y lo mandó a Margarita.
        Mi papá duró en La Guaira unos cuatro años, porque se mudaron para Caracas a una casa que había comprado mi abuelo, de Alcabala del Valle a Hermanas Peláez (hoy de Alcabala a Peláez), para mi abuela, quien después de tener seis hijos en Capacho (el último fue papá), fue que vino a conocer el mar, y a Caracas, al igual que mi papá. Se deben haber quedado absortos con ese viaje en un barco, y al ver el mar.
        Papá había sacado la primaria en una escuela de San Cristóbal, donde estuvo en una casa que le prestó a mi abuela un hermano de ella, pues ese señor se había venido a Caracas a un cargo importante que le había dado Cipriano Castro. En esa escuela conoció a Isaías Medina, luego presidente de la República. Eran dos niñitos. Luego en La Guaira comenzó el bachillerato.
        Ya en la casa de Caracas, conoció a Jacinto Nouel (sentado en la foto), su primer amigo en la ciudad, quien estaba enamorado de mi tía Leticia y le hacía la corte. Mi papá estaba terminando de sacar el bachillerato, donde conoció a Gilberto Martínez, amigo de toda su vida, el otro que está en la foto; y conoció a la que luego sería su primera esposa, María Adrián. Mi papá, el que está parado del lado derecho de la foto, se graduó luego de bachiller y decidió estudiar dentistería por insistencia de su amigo Jacinto, el novio de mi tía, y Gilberto se fue con él. Jacinto, unos años mayor que papá, ya estaba adelantado en la carrera, y Gilberto y papá estaban comenzando su estudio en la Universidad Central de Venezuela, que funcionaba en lo que hoy en día es el Palacio de las Academias.
        A la larga Jacinto, no sé cómo hizo, se convirtió en dentista del presidente Gómez, y Gilberto y papá montaron un consultorio de Miguelacho a Misericordia. Mi abuelo había dejado la milicia y se había ido al estado Apure a criar ganado, que era lo que le gustaba y hacía en Capacho. Ni papá ni mi abuela lo volvieron a ver más nunca.
        Finalmente se casó mi tía con Jacinto, y al tiempito se murió mi abuelo en Apure. Mi papá se acababa de casar con María y se la llevó a vivir con él a la casa de mi abuela. Al tiempo, a papá lo nombraron secretario de gobierno en el estado Sucre, ya con Gómez en el poder, y se llevó a mi abuela. María no soportó la vida sin papá y se fue a vivir con sus padres de ella. Al tiempito papá dejó el cargo de Sucre porque habían matado al gobernador y se regresó a Caracas, se reconcilió con María y tuvieron otro hijo, una niña.
A papá se le murió María, quien lo dejó con esos tres hijos, ya unos jóvenes. Isaías Medina llegó a la presidencia y lo nombró Director General de Bienes Nacionales. Tengo esa gaceta por allí guardada. Ya viudo, se le murió su mamá, mi abuela, que la tenía viviendo en una casita que hacía esquina frente a la iglesia de San José, no San José del Ávila, sino San José, y la cuidaba su hija mayor. Conoció a mamá por esos días porque esta hija era amiga de ella en la Juventud Católica Femenina que funcionaba también en San José. Papá quedó encantado y empezó a hacerle la corte hasta que se casaron, como a los dos años de haberse conocido.
Enseguida comenzó la paridera, típica de esa época, que las mujeres vivían para parir, cuidar al marido y atender la casa.

El hato que era de mi abuelo en Apure lo cuidaba ahora su hijo mayor, quien murió al año de casarse papá y mamá. A mi papá se lo comió la idea de administrar él mismo el Hato, y empezó a viajar a Apure, unas veces en avión, y la mayoría de las veces en carro.
Mamá pasó todos los cinco años de su matrimonio viviendo esas angustias. Digo todos los cinco años porque papá murió en esa refriega, empeñado en poner a producir al Hato para dejar a mi mamá bien acomodada, y no lo pudo hacer. Para ese momento mamá ya había concebido cinco hijos, uno por año de matrimonio, y parido cuatro, pues el último lo tenía todavía en el vientre, a punto de nacer.
Papá vivió 55 años. Yo tenía apenas dos años cuando se fue. No lo recuerdo, aunque quizás sí me vengan a la mente uno que otro capítulo, muy difusos, pero le agradezco haberme dado la vida, y sus buenas intenciones con mamá.
Bueno papá: para el comercio, hoy es el día del padre, pero para mí, es otra oportunidad para compartir contigo en la distancia. Como todos los años en este día, me jacto de ti. Hoy te regalo mi imaginación, y esta foto, que la coloreé pacientemente, imaginándote. Así que, papá, pasa un feliz día, y me alegra que ya estés compartiendo con mamá por esos lares, una bella persona, muy enamorada de ti siempre, quien te guardó luto por mucho tiempo, nunca se volvió a casar, y nunca se quitó el apellido Moros.
Besos y abrazos en la distancia.

Todas las r

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