martes, 12 de agosto de 2014

600 Mil Viviendas: El Inicio de la Cuesta.

Cada año nacen menos personas en Venezuela. Venimos disminuyendo nuestra tasa de crecimiento y también el número de personas por hogar. El INE habla de que ya llegamos a 30 millones y que tenemos 7,7 millones de hogares, pero que cada hogar está formado por 3,9 personas, bastante menos que hasta hace poco, que estaba formado por 5,4 personas. Es decir, la meta de las famosas 100 mil casitas por año no era una cifra caprichosa sacada de la manga por el presidente Rafael Caldera. Obedecía a estos simples análisis, los mismos que señalan que ese índice interanual llegó en el 2011 a las 110 mil casitas, llevando el déficit total en ese momento a los 2 millones de viviendas.

No era cuento. Era una situación crítica y creciente con la cual nadie había podido. Por ello la solución debía ser estructural. Pasaron 25 años y parecía que no nos dábamos cuenta que estábamos trabajando con esquemas equivocados que permitían que el aterrador déficit siguiera creciendo indetenible y que el dinero invertido se siguiera yendo por un pozo sin fondo y no nos fijábamos en que la esencia del problema estaba en la figura intermediaria que a pesar del desastre seguía tan campante y al necesitado, eternamente ávido, le seguían llegando, cuando le llegaban, las migajas: obras demoradas, incompletas y de baja calidad, pues había que satisfacer primero a la vorágine intermediaria. Tuvieron que pasar 25 años más para que cayéramos en cuenta de que a la vivienda necesaria no se la podía seguir poniendo en manos de terceros, lo cual se había tornado perverso. Que había que eliminar esa intermediación e involucrar al eterno doliente en todas las etapas en la seguridad de que la fuerza de su necesidad y sus poderes creadores le darían el impulso definitivo para alcanzar sus metas con el apoyo directo y permanente del Estado. Se requería pues una mentalidad universal y con suficiente poder que rompiera con esos esquemas y pusiera directamente en las manos de la gente a la vivienda necesaria.

Fue entonces cuando apareció la figura del Presidente Chávez con su Gran Misión Vivienda Venezuela. De no haberse dado esa extrema determinación, hubiésemos seguido en la eterna inercia con el déficit creciendo todos los años, las protestas en las puertas de las oficinas públicas y la lucha represiva contra las invasiones. Es así como desde que empezó la Gran Misión Vivienda se ha doblegado el crecimiento del déficit y adicionalmente se ha disminuido el déficit viejo bajándolo de 2MM a 1,7MM. 

Pero a pesar de la magna iniciativa la lucha es larga y el camino no es fácil, porque no es fácil construir 200 mil viviendas al año y además todos los años. Si se quiere un déficit cero, a ese ritmo (si se mantiene) se va a lograr, pero en el año 2030, lo cual pareciera mucho tiempo. La ventaja está en que si no hay descuido la experiencia vivida irá disminuyendo las dificultades e irá aumentando los rendimientos, y estas dos variables podrán acercar en buena medida esa fecha tan esperada donde finalmente se logre el aún inimaginable déficit cero.

José Durabio Moros

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